Aunque existen debates frente al uso del bitcoin en el comercio internacional, lo cierto es que las criptomonedas toman fuerza en los diferentes países. Colombia también da pasos en ese camino.
El bitcoin es una moneda virtual que permite ver la trazabilidad pública de todas las transacciones realizadas. Esta criptomoneda se perfila como un posible mecanismo para realizar las transacciones en el comercio exterior. Sin embargo, su utilización en este sector económico aún es muy incipiente.
Las oportunidades del bitcoin en el comercio exterior
El uso del bitcoin en el comercio internacional tiene defensores y detractores. Para Daniel Iglesias, profesor de la Escuela Argentina de Negocios, una virtud de las criptomonedas para el comercio internacional es eliminar los costos de transferencia de dinero y los intermediarios.
En la misma línea se encuentra el profesor Juan Carlos Portilla de la Universidad de la Sabana, quien ve ventajoso el uso del bitcoin en el comercio internacional por su carácter descentralizado, lo que le quita poder a los bancos centrales y democratiza la inclusión financiera.
Julio Hector Estrada, ex ministro de Finanzas de Guatemala y actual diputado del Congreso, resume las ventajas del uso del bitcoin en que no lo puede devaluar o revaluar un Estado para su beneficio, evita el abuso extorsivo de las potencias dominantes y mejora la trazabilidad de las transacciones.
Los analistas de Citigroup hicieron una de las aseveraciones más contundentes sobre el uso del bitcoin. En un informe de 2021 afirmaron que el “bitcoin podría convertirse en la moneda favorita para el comercio internacional”, donde se resalta que, al no ser controlado por ningún gobierno, no puede ser mecanismo de vetos. Aunque matizan que su futuro como moneda de cambio internacional sigue siendo incierto.
Una postura opuesta tiene Carlos Enrile, consultor español de comercio exterior. Según él, “el bitcoin nunca servirá como moneda de pago en los mercados internacionales”. Su afirmación se sustenta en tres razones: el bitcoin no tiene respaldo estatal, no puede ser depósito de valor por la especulación que se hace sobre él y puede erosionar el poder de los bancos centrales.
En un sentido similar, Julio Hector Estrada señala como riesgos de las criptomonedas su falta de credibilidad por no tener respaldo económico y ordenamiento jurídico que lo ampare. El posible uso para lavado de dinero y actividades ilícitas, el riesgo de ataques especulativos para generar volatilidad en el precio e inseguridad por la falta de vigilancia e inspección.
Las criptomonedas toman fuerza entre los bancos centrales
Mientras sigue el debate sobre la pertinencia de usar el bitcoin en el comercio internacional, los bancos centrales del mundo avanzan en el desarrollo de monedas digitales emitidas por el banco central (MDBC). Un tema en el que se avanza a pasos agigantados.
Según el FMI, en el 2020 sólo 35 países estaban considerando el uso de MDBC, pero dos años más tarde, en julio de 2022, “más de la mitad de los bancos centrales del mundo estaban estudiando o desarrollando monedas digitales”. En ese momento contabilizó 100 MDBC en etapas de investigación o de desarrollo y dos en pleno funcionamiento (eNaira en Nigeria y el sand dollar de Las Bahamas).
Un año después, en el 2023, la reconocida consultora internacional PwC encontró que “el 93% de los bancos centrales participan en el desarrollo de una MDBC y se espera que el 20% emita una en el corto plazo”. El centro de pensamiento internacional Atlantic Council habla de 130 países desarrollando MDBC en el 2023. Los cuales suman el 98% del PIB mundial.
En un contexto regional, Daniel Iglesias destaca que ha habido avances de los países del Mercosur en adoptar las criptomonedas. Pero advierte que “el bloque Mercosur tiene agenda pendiente para definir una futura regulación legal y económica de las criptomonedas como forma de pago/cobro de operaciones entre los países miembros”.
Otro de los elementos que puede impulsar el uso de criptomonedas en el comercio exterior es la geopolítica. Por ejemplo, Irán y Rusia adelantan esfuerzos para establecer mecanismos de pagos internacionales a través de las monedas digitales como una forma de evitar las sanciones, como lo han anunciado sus correspondientes autoridades monetarias.
Pero el uso de bitcoin para el comercio exterior no parece tener un camino tan fácil. Ni siquiera es contundente su adopción para los mercados locales.
El ejemplo más claro es San Salvador. Según el Instituto de Opinión Pública de San Salvador, menos del 3% de la población de ese país usó el bitcoin de manera recurrente en 2023. A pesar de todo el impulso gubernamental que se le ha dado.
Tomado de: Más Colombia