El presidente Gustavo Petro ha anunciado la «renegociación” del tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos, firmado en 2006 y en vigencia desde 2012. Este proceso es largo, ya que implica denunciar el tratado vigente y luego volver a negociarlo. Salirse de un acuerdo no es inmediato, lleva varios años debido a ciertas reglas. Si hay una renegociación, probablemente ocurra después de que se cumpla este plazo, posiblemente no durante la actual administración. Además, tanto la denuncia del tratado como su nueva negociación deben ser aprobadas por los legislativos de ambos países, sin garantía de un nuevo acuerdo. El embajador de Estados Unidos advirtió sobre poderosos grupos partidistas en su país que no apoyan los tratados de libre comercio.
No tener un acuerdo sería perjudicial para Colombia, a pesar del déficit comercial con Estados Unidos. Muchos productos de exportación necesitan rebajas arancelarias para competir, ya que competidores de otros países de América Central y del Sur sí tienen preferencias en el mercado estadounidense. Perder estas rebajas sería como cerrar el principal mercado de exportación para confecciones, productos metalmecánicos y productos agropecuarios, entre otros.
Es crucial abandonar la creencia «mercantilista” de que los acuerdos comerciales buscan generar superávit. Su objetivo principal es mejorar las condiciones para construir una base exportadora sólida y diversificada. Esto incluye facilitar la importación de insumos a precios competitivos, fomentar la inversión extranjera para que más empresas produzcan y exporten desde Colombia, y permitir que las empresas nacionales aprendan a competir en mercados extranjeros. Crear una base exportadora duradera lleva años y puede implicar desequilibrios comerciales con países con los que se firmaron acuerdos comerciales. Por eso, no se debe juzgar el éxito de un acuerdo comercial solo por el criterio del superávit.
Los déficits comerciales de Colombia con Estados Unidos no se deben exclusivamente al TLC. A pesar de que ha habido déficits desde que el tratado entró en vigencia, la principal causa no ha sido el tratado en sí, sino el comportamiento de las ventas de petróleo, el principal producto de exportación a Estados Unidos que no tiene rebajas arancelarias. En años recientes, a partir de 2020, a pesar del alto precio del petróleo, se han mantenido déficits debido a la reducción en la capacidad de producción de crudo desde la pandemia.
Para entender las ventajas de aprovechar un tratado, podemos analizar el ejemplo de México, que ha sabido capitalizar las condiciones del TLC con Estados Unidos. Bajo las mismas reglas del acuerdo que rige entre Colombia y Estados Unidos, México exportó más en 2021 de lo que importó, generando un superávit comercial considerable que no está relacionado con el comercio de petróleo. Estos flujos se componen en más de un 80 por ciento por productos manufacturados. En 1994, al comenzar a operar el tratado, México tenía un déficit comercial negativo con Estados Unidos, mayormente explicado por el comportamiento de los flujos de crudo.
¿Por qué Colombia no ha logrado en más de 10 años de vigencia del tratado una transformación del comercio con Estados Unidos como sí lo hizo México? La razón más simple es la cercanía geográfica y comercial entre estas dos naciones que se estrechó con el tratado. Pero, mirando en mayor profundidad, no se puede desconocer que también inciden condiciones menos favorables para la producción orientada a la exportación en nuestro país frente a México. Los costos de transporte desde Colombia son más altos, al igual que los costos de mano de obra y los insumos, en parte porque nuestra economía está altamente protegida con aranceles y medidas no arancelarias que abarcan muchos insumos.
México tiene una economía mucho más abierta que Colombia, no solo debido al TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) con Estados Unidos, sino también por contar con más acuerdos comerciales que facilitan la importación de insumos y productos finales, muchos de ellos de China. Los productores mexicanos no solo tienen menores costos, sino que saben competir con otros países en su mercado y en el de Estados Unidos. También debe considerarse el costo relativo entre Colombia y México de los servicios públicos y las cargas impositivas que no nos favorecen.
Tomado de: El Tiempo