La anhelada “vuelta a la normalidad” es un concepto que está aflorando en el análisis de los especialistas de la cadena de suministro, la que fue vapuleada por los impactos colaterales de la pandemia de Covid-19. Sin embargo, aún no logran consenso en cuanto si el curso de los hechos, necesariamente llevan en esa dirección.
A favor del lado optimista, de alguna manera se encuentra el último Índice de Gerentes de Logística: «las predicciones futuras de septiembre apuntan a la normalización y el regreso a la normalidad durante el próximo año». Sea-Intelligence, que mide la capacidad de transporte marítimo atascada, muestra que sus «tres modelos sugieren que deberíamos volver a la línea de base de pérdida de capacidad ‘normal’ del 2% a principios de 2023».
Se suman las mejoras del año hasta la fecha en el índice de presión de la cadena de suministro global del Banco de la Reserva Federal de Nueva York que «sugieren que las presiones de la cadena de suministro global están comenzando a caer en línea con los niveles históricos».
¿Hacia la normalidad o hacia un espejismo?
De acuerdo con Bloomberg muchos índices económicos muestran una mejora en las redes de transporte global, con más espacio disponible en los portacontenedores, alivio de la congestión portuaria y caída de las tarifas de flete marítimo. Pero la añorada normalidad que se vislumbra podría ser sólo un espejismo, puesto que otros indicadores, perfectamente pueden encasillarse en el marco de una recesión, que por supuesto no se parecería al escenario de 2019 previo a la pandemia.
Así, por ejemplo, se puede observar que la demanda global medida en TEUs disminuyó un -4,2% interanual, mientras que la demanda medida en TEU*Millas disminuyó un -5,5 %, según datos del Container Trade Statistics, citados por el analista de la industria marítima, Lars Jensen.
Jensen agrega que en comparación con agosto de 2019 antes de la pandemia, la demanda global en TEUs creció un 1,3%. Sin embargo, la demanda en TEUs/millas ha disminuido un -2% en comparación con agosto de 2019.
En este punto aparece un problema especialmente preocupante para la industria naviera: “no solo estamos introduciendo más capacidad en el mercado a medida que la congestión está disminuyendo gradualmente, sino que el lado de la demanda de la ecuación se ha debilitado claramente en agosto debido a la temporada alta extremadamente pobre”.
Para poner las cosas en cifras, Jensen apunta que los “volúmenes (en la ruta) de Asia a América del Norte disminuyeron un -8% en agosto en términos interanuales, mientras que Asia a Europa disminuyeron un -7%.
Pero en la cadena de suministro hay otros factores más allá del transporte marítimo. Demostrativo de este punto es el hecho de muchas empresas todavía están informando sobre escasez de suministros, es decir, aún están viviendo los efectos de la pandemia.
Escasez de mano de obra y de commodities
Jason Miller, profesor asociado de logística en la Universidad Estatal de Michigan, señaló a Bloomberg que no se debe confiar demasiado en función de cómo están diseñados algunos de los barómetros de restricciones de suministro. “Es necesario hacer una gran distinción entre los índices que capturan la dinámica asociada con el transporte internacional, tanto el flete marítimo como el aéreo en contenedores, frente a los índices que capturan los problemas de escasez de materias primas”, dijo a Bloomberg por medio de un e-mail. “En todos los fabricantes, el suministro insuficiente de mano de obra y commodities se ha mantenido prácticamente sin cambios desde el tercer trimestre de 2021 en términos de gravedad”, añadió, lo que indica que hay sectores que aún no viven el proceso de reversión que sí está ocurriendo, por ejemplo, en el transporte marítimo.
Miller cita la encuesta mensual de la Reserva Federal de Filadelfia que muestra que la gran mayoría de las empresas todavía ven la cadena de suministro como una restricción en la utilización de la capacidad. En la última encuesta, casi el 70% informó que el efecto fue de moderado a significativo.
“Se vuelve muy difícil argumentar empíricamente que los problemas de commodities están mejorando”, dijo Miller, quien añade que “al ritmo que van las cosas, espero que los problemas comiencen a aliviarse sustancialmente para el verano (septentrional) de 2023, pero me preocupa cada vez más que la predicción sea demasiado optimista”, escribió Miller.
Surge entonces la pregunta de si ¿estos sectores- que aún sufren con la escasez de mano de obra y de suministros- alcanzarán a ver alguna mejora en sus cifras de utilización de capacidad antes de que la temida recesión simplemente les niegue la oportunidad?
Fuente: Mundo Marítimo